Ya sabemos que Google es el director de un colegio llamado Posicionamiento Web. Allí obliga a las empresas a ser buenas estudiantes y a hacer todos los días sus deberes SEO pues, de lo contrario, se quedarían arriadas de las búsquedas web, mientras su competencia se “lleva al huerto” a los clientes.
En cambio, el SEM (Search Engine Marketing) es el listillo de la clase, que te pasa la chuleta para que logres situar a tu empresa en una pestaña privilegiada cada vez que los usuarios busquen un negocio de tu sector. Por lo tanto, puedes decidirte a hincar los codos con el SEO, pero el SEM supone un atajo muy tentador para arrimarte a tu clientela, ¿verdad? Y si lo haces bien, puedes acabar teniendo el garito web tan lleno como Pamplona en sus fiestas patronales.
Así que si crees que no tienes fondo para aguantar una maratón de SEO, porque este modo de posicionamiento exige paciencia (virtud de la que andes quizás escasillo), puedes decantarte por el SEM. Sin embargo, no caigas en el error de pensar que con soltar las perras ya has llegado a Roma. De hecho, el SEM es una estrategia, un arte de ajedrecistas al que seguramente se dedicaría Napoleón se viviera en estos tiempos y anduviera en edad de ganarse el sustento.
De modo que para entrar en materia, vamos a “rastrillar el terreno” poniéndote al tanto del diccionario SEM.
Por un lado, la compra de palabras. Sí, hay que ir al mercado Adwords para ver cómo está el género. Es decir, comprobar cuáles son las mejores palabras para nuestro sector y apostar por ellas. Por ejemplo, cuando alguien incluya la palabra “ahorro banco” en el cuadro de búsquedas, tu empresa aparecerá en el espacio reservado a las campañas SEM con todo su repertorio de planazos de ahorro…
Una vez que tu anuncio esté en “órbita”, nos topamos con un segundo concepto; el coste por click: El anunciante sólo se rasca el bolsillo cuando algún usuario ha pinchado en el anuncio. Con lo cual, si no pagas nada, estupendo, ¿verdad?, pero algo mal estarás haciendo cuando nadie siente el pálpito de ver qué puedes ofrecerle.
No en vano, quizás uno de los aspectos menos mimados por los anunciantes y los expertos en SEM cuando emprenden una campaña sea la redacción de unos textos capaces de cosechar, cual flautista de Hamelín, muchos clicks. Aquí don Google nos aconseja incluir nuestras ofertas y descuentos especiales en los anuncios, mostrar los precios, emplear argumentos y frases que noqueen su indecisión…
Lo cierto es que emprender una campaña SEM puede suponer llenar tu web de visitas y, si lo haces bien (te confías a los mejores) tu garito no tendrá nada que envidiarle a un 7 de julio pamplonica. ¿Viva San Fermín? No, ¡viva San Google!
Una vez más, no olvidéis que por aquí ronda una redactora de contenidos freelance que trabaja en la industria de los textos.