A nadie se le escapa que un redactor de contenidos o periodista freelance tiene que ser a la fuerza un lector contumaz. De hecho, es el amor por la palabra escrita lo que le anima a plantarse delante del folio ya sea con el ánimo de hilar un reportaje, una noticia o (¿y por qué no?) un relato.

Por lo tanto, para mí un buen redactor ha de ser en primer lugar un excelente lector. Lo uno lleva a lo otro, pues todos los caminos de la lectura llevan a Roma: sí, a la Roma de la redacción o la escritura. Así que si quieres saber si tu redactor de contenidos tiene madera, además de leer sus escritos previos (por supuesto) es preguntarle acerca de sus lecturas. ¿Y qué es lo que te garantiza esa voracidad por las lecturas? ¿Tiene algún beneficio comprobado? Pues sí, toma nota de todos ellos:

• Creatividad en los textos.
• Ausencia de faltas de ortografía puesto que domina el lenguaje a la perfección y no se le escapa ni una.
• Empatía con sus clientes. Las personas lectoras (sean redactores o no) suelen desarrollar más esta habibilidad que el resto. Por lo tanto, son capaces de ponerse en su piel y entender, de esta manera, qué es lo que necesitan.
• Cultura. Es obvio que cuanto mayor sea su bagaje lector, más temas dominará y, además, tendrá inquietud por conocer todo aquello que se le escape. Pocas cosas sientan peor a un texto que la falta de rigor y la incultura de quien lo suscribe.

Y ¿qué? ¿Piensas lo mismo que yo? Probablemente compartamos de cabo a rabo todo lo explicado, ¿verdad?